jueves, 6 de mayo de 2010

Los aspectos clave de la campaña de las elecciones británicas (II)

Xavier Barrachina
Continuando con el post anterior, exponemos lo que han sido en nuestra opinión las claves de la campaña.


El poder de la prensa:
los medios de comunicación han sido decisivos. Siguen siendo el canal imprescindible para que los candidatos transmitan sus mensajes al electorado y fuente de opiniones y debates interesados. Los grandes hitos de la campaña han tenido que ver con los medios: los debates televisados y el ascenso de Clegg, el "bigotgate" de Brown (el origen de todo fue el acuerdo de Brown con una emisora por el que llevaba un micrófono todo el día, un micrófono con el que no contó cuando, en un momento sólo con su equipo, insultó a la mujer), o la ya tradicional (y transparente) apuesta de cada periódico por un partido. Llamativo que Gordon Brown y los Laboristas se quedaron sin el apoyo de ningún periódico mayoritario.

Más allá de los editoriales del pasado fin de semana, los periódicos que más claramente se han postulado por un partido han hecho campaña directamente por sus candidatos: The Telegraph (Tory) intentó hundir a Clegg destapando supuestos escándalos del pasado y The Sun (Tory again) utilizó incluso sus chicas semidesnudas de la página 3 diciendo que Brown y Clegg eliminarán la página si ganan. Veremos con los resultados si mantienen su poder o si los electores se fían más de otras recomendaciones para decidir su voto.

La desafección de los electores:
tras los recientes escándalos de los gastos personales que los miembros del Parlamento pagaban con dinero público, la campaña empezaba con los electores más alejados que nunca de los candidatos, sobretodo los de los dos partidos mayoritarios, y con una evidente voluntad de cambio drástico. Esto ha ayudado a la explosión de Nick Clegg como alternativa real tras su brillante actuación en el primer debate. Habrá que ver si las intenciones manifestadas en las encuestan se transforman en votos reales o a la hora de la verdad los electores apuestan por el "mejor malo conocido que bueno por conocer".

Los mítines:
en las campañas británicas los candidatos siempre han apostado más por multitud de actos de formato medio o pequeño, que por los grandes mítines a los que estamos acostumbrados en España. No ha sido distinto en este caso y han abundado las visitas de los candidatos a pequeñas comunidades o instituciones de referencia (en España puede sorprender especialmente el caso de los discursos en la Citizens UK de Londres, que recibe a los tres candidatos el mismo día, convirtiéndose en "el cuarto debate").

Este formato favorece el contacto directo de los candidatos con los electores aunque obliga a los candidatos a multiplicar sus actos y alargar sus jornadas (Cameron estará 24 horas en acción en el último día de campaña). Esto implica que los candidatos están más expuestos a situaciones inesperadas, como el "Bigotgate" de Brown o el encuentro de Cameron con el padre de un niño con espina bífida que le recriminó sus planes para la educación.

Los gazapos:
era de esperar que una campaña tan larga y con tantos medios (tradicionales y nuevos) encima, recogiera algún gazapo de los candidatos, como así ha sido. El más destacado ha sido sin duda alguna el "bigotgate" de Brown, al que se le ha sacado mucho jugo y seguro que ha afectado a la intención de voto de los Laboristas.

Cameron, sin cometer errores como el de Brown también ha tenido que afrontar situaciones incómodas como el encuentro con el padre de un niño que sufría de espina bífida que le recriminó sus planes para aumentar las escuelas especiales en lugar de apostar por la integración de niños afectados por enfermedades o discapacidades en escuelas generalistas. A pesar de aparecer el incidente en todos los noticiarios televisivos, parece haberle afectado menos que a Brown su "bigotgate". A niveles más secundarios, laboristas y conservadores han tenido que expulsar a candidatos de sus partidos por comentarios desafortunados hechos en sus webs o redes sociales.

La necesidad del cambio:
se ha palpado durante toda la campaña. El escándalo de los gastos desorbitados de los parlamentarios ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de la gente. No sólo están cansados de 13 años de laborismo, sino que el cambio que demanda la sociedad británica es de la clase política en bloque. Esto ha favorecido la espectacular eclosión de Nick Clegg como rostro de la "nueva política". Ha consolidado su imagen de alternativa factible, robándole a Cameron una parte importante del espacio del cambio. Habrá que ver quién se lleva más votos de los descontentos.

El hung parliament:
el Reino Unido es un país con poca cultura de gobiernos de coalición. Tradicionalmente siempre se han decantado por uno de los dos partidos mayoritarios encargándoles gobernar en solitario. La irrupción de los Liberal Demócratas como alternativa unida al descenso de los Laboristas ha abierto la posibilidad de que se de un hung parliament como uno de los temas centrales de la campaña.

Cameron no se ha cansado de avisar que un gobierno sin mayoría sería lo peor que le podría pasar al país en tiempos de crisis, mientras los otros dos partidos no lo han visto con malos ojos, seguramente porque puede que sea su única posibilidad de gobernar.

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